Un finde en Praga

Tren CNL353 saliendo de Freiburg el viernes por la noche, lugar reservado (más bien es una cama). La idea llegar con mi amiga Kachenka y su familia. Son 13 horas de camino pero después de unos kilometros caí profundamente dormido hasta que mi despertador me avisó que estabamos en Dresden, última ciudad alemana antes de ingresar en la Republica Checa.
 Praga es una ciudad cosmopolita, con mucho turismo, la comida es riquisima, la gente muy relajada, las mujeres muy guapas con ese aire del Este que les da un cierto toque exótico. Impresionante escuchar todas las historias del comunismo en Checoslovaquia, estar en la escena del crimen por así decirlo y la verdad que no se respira ni un poco el aire comunista. A las afueras de praga el campo esta casi desierto, poco cultivado pero no está seco. Las carreteras secundarias son medio malas y sin señales; para las bicis es toda una aventura.

En fin, Praga. Ciudad de santos, puentes, reyes eternos, iglesias, castillos, anti-comunismo, turistas curiosos, ojazos, río, luces, clima contrastante, enigma.



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