Cruzando el país

El plan era simple. Atravesar Francia hasta llegar al Atlantico. Acampar cerquita del mar y disfrutar de la naturaleza y del aire fresco. Viajar en auto te da la posibilidad de detenerte en dondé tu quieres, así vinieron Troyes, Orleans, Tours, Bourges, cuidades medievales y finalmente la Rochelle, la isla de Oleron, y tantos otros sitios que me hipnotizaron.

Los paisajes fueron magicos, el mar salado y jugueton, el sol muy generoso, la comida rica, la hormigas muy traviesas, las velas indispensables, las fallas mecanicas desafortunadas, la combinación perfecta.

 

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