de buzones
Comencé a odiar en cierta forma a mi vecino, pues siempre tenía un buzon lleno de cartas, sobres de colores, postales de no se que sitios, mensajeria en general; en comparación con el mío que lucía un ejemplar gratuito de un periodico semanal de segunda y el folleto de la apertura de la nueva pizzeria del barrio...

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A veces escribir una sola línea basta para salvar el corazón del escritor...