Gente impermeable
Del otro lado del charco (en Teotihuacan pa ser más preciso) investigadores del INAH encontraron un túnel que parece conducir a unas galerías secretas bajo del templo de Quetzalcoatl en donde posiblemente se encuentren las tumbas de reyes y posiblemente se rindió culto a Tláloc, dios de la lluvia entre otros. Otras corrientes ya opinan que se trata de un "narcotunel" construido en aquella época para introducir la droga del Tlatoani o ya los más osados dicen que es una "narcofosa" para silenciar a sus acérrimos rivales.
De hecho Tláloc no era un dios benévolo. Los aztecas lo culpaban de las lluvias torrenciales, de enviar relámpagos, rayos y tempestades y si se le antojaba huracanes, granizo e inundaciones. Como las que recientemente han azotado a México, dejando granizadas en el DF. Pero aquí en Alemania también "los chicharrones truenan". Cuando se trata de llover, llueve con singular alegría. Después de varios experimentos he comprobado que la lluvia me sigue. Es una cosa innegable, por más plegarias que eleve a Tlaloc o Chaac (mismo que está sin cobertura acá, o debo buscar un nuevo dios europeo?), me encuentro siempre pedaleando la bici en medio de un ejército de gotas; justo cuando planeo salir al trabajo o viceversa comienza a llover. Las lluvias en Freiburg suelen ser muy variadas, normalmente no hay relámpagos ni truenos, solo de repente inicia el show, puede ser una leve llovizna o una serie repentina de gotas gordas y bien entrenadas para explotar en tu espalda o cabeza, independientemente de la pericia con que las pretendas esquivar. Lo interesante es que inmediatamente tras el chubasco el sol se deja ver como si no hubiera pasado nada...y esto último siempre coincide cuando llegas a tu destino (llámese trabajo o casa).
De hecho Tláloc no era un dios benévolo. Los aztecas lo culpaban de las lluvias torrenciales, de enviar relámpagos, rayos y tempestades y si se le antojaba huracanes, granizo e inundaciones. Como las que recientemente han azotado a México, dejando granizadas en el DF. Pero aquí en Alemania también "los chicharrones truenan". Cuando se trata de llover, llueve con singular alegría. Después de varios experimentos he comprobado que la lluvia me sigue. Es una cosa innegable, por más plegarias que eleve a Tlaloc o Chaac (mismo que está sin cobertura acá, o debo buscar un nuevo dios europeo?), me encuentro siempre pedaleando la bici en medio de un ejército de gotas; justo cuando planeo salir al trabajo o viceversa comienza a llover. Las lluvias en Freiburg suelen ser muy variadas, normalmente no hay relámpagos ni truenos, solo de repente inicia el show, puede ser una leve llovizna o una serie repentina de gotas gordas y bien entrenadas para explotar en tu espalda o cabeza, independientemente de la pericia con que las pretendas esquivar. Lo interesante es que inmediatamente tras el chubasco el sol se deja ver como si no hubiera pasado nada...y esto último siempre coincide cuando llegas a tu destino (llámese trabajo o casa).
Sin embargo, lo que más me sorprende de estar bajo un aguacero es saber que existe gente que no se moja cuando llueve, personas que van caminando con toda tranquilidad bajo la tempestad sin darse prisa en lo absoluto y su ropa luce tan seca como si fuera impermeable, su pelo parece intacto, bien peinado y ni siquiera tienen que hacer esfuerzos con los ojos, abriéndolos y cerrándolos al compás del caer de las gotas en su rostro, simplemente caminan como si no lloviera y ríen, con una naturalidad que me hace envidiarles de cierta forma. En la vida, pienso, se puede seguir la misma filosofía, dejar que "las gotas" resbalen como si no existieran, aunque por supuesto nos mojen un poco, que este poco no represente un impedimento para seguir andando con la cabeza levantada y con los ojos bien abiertos para ver por donde pisamos y olvidarnos por un momento de dioses enterrados.
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