NoChE LuNáTiCa
No puedo dormir. La fatiga ya tiene la piyama puesta pero la costumbre del desvelo del fin de semana me impide conciliar el sueño. Vuelvo a encender la luz y retomar la lectura que apenas hace media hora dejé apagando la luz de la lampara. Mi cama esta hechizada, si me tapo siento calor, si arrojo las sabanas siento frío. Las almohadas, antes suaves y frescas ahora parecen duras piedras. Busco desesperadamente acomodarme en una posición que me permita conectar el sueño, boca abajo, boca arriba...y nada. Mi cerebro trabaja al máximo, sigue coherente y no muestra esa modorra de los que están a punto de dormir. Olvido el libro, vuelvo a apagar la luz esperando el momento para descansar de una vez por todas profundamente...al cabo de un rato de dar vueltas y vueltas de plano me levanto, abro la ventana y !ahí esta!: la luna brillando desvergonzadamente un domingo por la noche...
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A veces escribir una sola línea basta para salvar el corazón del escritor...