Continuará...
La ciudad con su abundante vegetación y sus lluvias oportunistas o con sus días de calor húmedo que ralentizan el pensamiento. Mis triunfos profesionales. El despertar y decir un chiste o comentar un sueño -a veces pesadilla- y tomar café con leche baja en grasa. Las caminatas -las cortas, las largas, las dolorosas, las rápidas. Las deliciosas comidas con sabor a casa. El acento Mexicano. El cuidarnos mutuamente y pelear cariñosamente. Las charlas universales en los muchos trenes que tomamos. Los viajes que hicimos, los monumentos y calles que vimos. El arte en todas sus formas. El aire. El tiempo -con sus siete horas de diferencia- de sueño o vigilia. La ligera y cotidiana convivencia. Soy muy afortunado al haber podido compartir todo esto con mis chicas, que regresan ya del otro lado del charco...después de tan solo...la primera parte de este viaje.
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A veces escribir una sola línea basta para salvar el corazón del escritor...