Liebe ist für alle da!

Cuando escuché por primera vez la idea, una cierta descarga eléctrica un tanto helada recorrió mi sangre. Qué diablos voy a hacer yo en un concierto de Rammstein! Ni siquiera conozco la música -excepto por un par de canciones- ni soy admirador del industrial metal ni mucho menos soy alemán, ni nada. Es una de esas cosas que tienes que hacer una vez en tu vida- eso me repetía mentalmente mi subconsciente, quizá para darme valor. El evento sería en Praga, República Checa, sin duda un buen imán de todo viajero. La misión: conseguir boleto, y era precisamente eso lo que no era nada seguro. Los otros colegas ya contaban con su respectiva entrada.

Y así con la suerte en el bolsillo encontramos vía Internet a un tipo que ofrecía vender un boletito. La entrega sería en una cierta estación del metro cuyo nombre omito en este relato por la escasez de esas letras en mi computadora. Las instrucciones: debíamos buscar una cafetería pequeña y reconocer a un individuo al que no habíamos visto nunca. Llegamos a la cita y por más que buscamos no encontramos ningún sitio con esas señas y por supuesto a ninguna persona. Llamadas y más llamadas...y nada.

Al cabo de un tiempo, el hombre da nuevamente señales de vida y manda un mensaje de texto con nuevas instrucciones, diciendo ahora que nos vemos a las 16:30 en un bar cerca de otra estación del metro. Llegamos puntuales y encontramos el bar con el tipo adentro, sentado solitariamente en una mesa con dos sobres, un mapa de Praga mal doblado, un teléfono y una cerveza a medio empezar. Me sentí en una película de mafia. Después de comprobar - con ciertas dudas - que el boleto parecía bueno y un minuto o dos de intercambio de palabras en Checo que aparentemente significaron: todo bien, se hizo el cambalache y todos contentos.

Ya por la noche, ataviado con mi disfraz para el concierto, que básicamente era una playera de Rammstein en su gira por México que sabiamente mi carnal Hugo me regaló, entramos al lugar. Una mega arena de hockey, el grupo "abridor" ya tocaba y la gente lentamente se apretujaba para ganar el mejor lugar. Yo, la verdad un poco precavido guardé mi distancia y estudié el lugar y a sus "habitantes". Encontré un buen sitio desde el cual pude observar todo sin problema y puedo decir que valió la pena toda la experiencia, es un excelente show mágico, cómico, musical, que concuerda perfectamente con los personajes, llenos de reflejos, luces, fuego y una que otra sorpresa.


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