Lustro

En 5 años tu vida puede cambiar radicalmente. Un día tomas el camión en la esquina de tu casa, te instalas cómodamente en los asientos del fondo y te dejas llevar por la música guapachosa del chofer/DJ. Cierras los ojos. Un lustro más tarde los abres y te encuentras montado en un tren en Alemania casi sin pasajeros y completamente en silencio en un Viernes Santo. Es un lustro ya desde que salí de mi patria para radicar en este país que bien o mal me ha aceptado y yo a él. Tiempo en que (y digo esto con profunda tristeza) me volví un hijo, hermano y amigo "a distancia", el fantasma de una persona que no esta más alla pero que algún día estuvo. En los momentos clave, en los buenos y malos, en la salud o en la enfermedad, solo estuvo mi recuerdo; desgraciadamente. Precio que se paga por cumplir algunos sueños y multiplicar otros.

En un lustro se ganan títulos nobiliarios, una compañera para toda la vida y una docena de nuevos buenos amigos. Se pueden bailar mil canciones y adquirir una alergia al polen. Se aprenden nuevos idiomas y se abren nuevas puertas. Otras se cierran también. Con el aire respirado en un lustro se pierde el miedo a la oscuridad de las calles y a los días nublados. Tus ojos se llenan de lagrimas y de paisajes. Se hacen un montón de viajes, te salen algunas canas y pelusa en el ombligo. En un lustro la novedad se convierte en costumbre y un tal vez en un por supuesto. Se ganan sobrenombres como el de "el ilustre" y una forma de vestir "alternativa". Cinco años es lo que tarda un chicle en degradarse, una plancha de vapor en descomponerse y una Vida en rediseñarse...


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