Kunas y lipas

Bañada por el refrescante mar Adriático, la costa de Dalmacia en Croacia con sus pueblos de piedra y rodeada por un mar de aguas cristalinas en tonos turquesa, es un excelente escape del trajín mundano. La gente que visita estas tierras es un tanto diferente al típico turista; son viajeros locales o que ya recorrieron las grandes ciudades europeas y ahora buscan un poco de relax al lado del mar. 

Hay que decirlo, no hay arena, solo piedra -calcárea- que funciona a modo de playa y contribuye al color transparente del mar. No hay glamour, pero hay que tener pies de pirata. Una vez dentro del agua es fácil flotar y enamorarte del momento: sol, cielo azul y el canto de las sirenas que aun viven bajo del mar. Atrapados entre las redes de pesca se esconden fantasmas de antiguos guerreros y viajeros de otras épocas que zarparon desde alguno de los miles de puertos.

Mas allá de la playa, dentro de las murallas, la brisa sopla salpicada de lavanda, pino y sal a través de las estrechas callejuelas, construidas siguiendo la forma de una espina dorsal para distribuir eficientemente el viento en cada rincón de este universo de kunas y lipas.  Allí en el pueblo, el piso es de mármol, el risotto es negro, la pizza es caprichosa, los tejados son rojos y la cerveza bien fría...






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