S i l e n c i o

Escribo esto porque todavía estoy consciente del tipo de persona que soy pero que si sigo aquí dejaré de ser. Resulta complicado pensar en como era yo antes, mucho antes, digamos hace unos 7 años. Llegué a Alemania como todo extranjero lleno de motivación y con la sonrisa en los labios. Tuve más malas que buenas experiencias en mi camino de inmersión total al sistema de trabajo Alemán. En donde además de aquellas virtudes ya por todos conocidas predomina el silencio. Varias veces me dejaron con la mano estirada o la palabra en la boca en un buenos días. Esa falta de ruido sumado con algunas gotas de frialdad pueden romper el alma de cualquier principiante latinoamericano acostumbrado al contacto físico. Poco a poco me rodee de gente que le dio el tic tac a mi corazón. Así encontré el sonido, la amistad y el amor. 

Años mas tarde, por cuestiones de la vida llegué "aquí", a un pueblito art noveau setentero y a un instituto con un ambiente, decían los escaparates, más internacional. Los primeros días fueron impactantes. Aquí puedes trabajar todo el día sin intercambiar una palabra. Entrar a un cuarto lleno de gente e ignorarlos a todos olímpicamente. Mirar sin mirar. Al fondo de un cuarto, hay una caja de cartón en la cual la gente es instruida mediante un correo electrónico a colocar a discreción alguna moneda para la compra de una tarjeta de cumpleaños o un pequeño presente, salvo pena de quedar tachado como un antisocial. Firmas furtivamente la nota que será entregada de manera misteriosa y jamas veras los ojos del festejado recibiendo el presente. Otras veces aparece algún chocolate "sin remitente" en la mesa de la cocina. La identidad del bondadoso benefactor jamas será revelada. Así todo, tan impersonal. Pensé que pronto encontraría gente inconforme con esa situación, pero no fue así. Casi todos, al parecer aceptan su realidad como algo normal. Están tan enfocados en el trabajo que olvidan la parte humana. El mirar fútbol o ir al cine es tabú. Como extraño el saludar con un sonoro apretón de manos o un beso. Esta vez me refugie en mi querida familia, pero la situación esta por sobrepasarme. Cada día me parece más normal el no hablar durante todo un día de trabajo, tengo miedo de volverme parte y entrar en ese silencio del que difícilmente se puede salir...ayer compré chocolates.


Comentarios

  1. Hola. Leo tu blog y lo que me encuentro es una situación de la que "me quejo". Llevo 4 anios en Alemania, y si no viviera con mi esposo - a quien he hecho más mexicano de lo que él mismo esperaba- no cruzaría palabra. El la oficina todo el por e-mail e incluso toparse con un colega en el elevador, lleva a los 2 minutos de silencio más incómodos del día. A mi también me da miedo ese aislamiento, pero me tomo mis libertades por ser "la extranjera". Ayer les llevé chocolates a mis colegas por las fiestas de pascua, pero me gusta hacer la diferencia y en vez de abandonar la bolsa en un lugar y enviar un correo, hice una ronda por cada escritorio y les arranqué una sonrisa a los amantes del choco. Sabes, mi recomendación es que hagas la diferencia, no te acostumbres a vivir en su mundo. Se que la disciplina, orden y la forma de trabajar alemanas son una cosa, pero sí se puede ser eficiente sin negarle una buena cara al día. No sólo tu te sentirás diferente, sino que "ellos" sabrán apreciarlo. Ánimo, que en verdad aunque tarde un poquito, la soledad no te sumerge si no te dejas... un abrazo... Mónica, A.

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  2. Animo July, en esos momentos recuerda a tu familia y a tu querido país y amigos, espero ayude a que no entres a ese sistema :)

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  3. hay un precio por vivir en la cómoda sociedad alemana, que yo, tras casi 4 años de vivir allí no estoy dispuesto a pagar, en lo personal... prefiero mil veces nuestro hermoso país con mi gente, la comida y el clima. Al final todos vamos al mismo destino, lo importante es disfrutar el trayecto y muy en lo personal ese trayecto esta en México aunque sea uno con narcos, manifestaciones, trafico, asaltos, secuestros etc.

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  4. soy recien llegada a Inglaterra. Aun no me topo con el mundo laboral, pero a siete emses de haber tocado tierra tengo todo tipo de sensaciones encontradas. Soy por naturaleza sonriente. Es un verdadero trabajo mantener la sonrisa. Pero es un trabajo personal. El 95% son "malas caras" por aca. Siento que es meramente una apreciacion cultural. Nada, nunca debe tomarse personal. He encontrado mucha gente que a la menor provocacion estan prestos a regular una maravillosa sonrisa, y hasta una Buena risa. Aunque el choque cultural es grande, la personalidad propia debe prevalecer. Nada ni nadie tiene el poder de modificar nuestro interior, si no lo permitimos. Adaptarse es lo mas recommendable. Pero, conserver el interior lo mas intacto possible. Tarea dificil, pero no imposible. Hay que dominar esa personalidad dicharachera y bulliciosa. (Hablo de mi). Y simplemente aplicar el consabido y siempre sabio : " A donde fueres, haz lo que vieres". No puede uno querer venir a cambiarlos, NI DEBE CAMBIAR UNO. Suerte y a trabajar duro

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  5. Todo trístemente cierto, eso sí, algunos nos quejamos :)

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